viernes, 7 de mayo de 2010

Qué es The Council on Foreign Relations (CFR)

       En 1917 el congresista estadounidense Oscar Callaway descubrió un molesto informe en los archivos del Congreso de los Estados Unidos de aquel año. El informe revelaba que el financiero J.P Morgan contrató a 12 ejecutivos de las principales agencias de noticias para que determinaran cuáles eran los doce periódicos más influyentes en América. Asimismo deberían determinar cuántas agencias de noticias serían necesarias adquirir para controlar la política de la prensa diaria de Estados Unidos.
 
   Los doce acordaron que sólo era necesario adquirir el control de 25 de los grandes periódicos del país para conseguir dicho objetivo; por lo que se determinó llevar a cabo el acuerdo colocando, en cada periódico, a un editor y asegurarse así de que toda la información publicada se mantenía dentro del marco de la nueva política que comenzaría a definirse muy pronto.
   Los principales encargados de establecer el marco al que tendrían que ajustarse esas publicaciones fueron: J.P Morgan, Paul Warburg y Rockefeller. De hecho el presidente fundacional de lo que se conocería como el CFR, fundado como tal en 1921, cuya sede se estableció en Nueva York, fue el abogado personal del primero. Hoy, los responsables del CFR mantienen que el principal objetivo de esta organización es “incrementar el conocimiento que de América se tiene en el mundo”. Sin embargo, en la actualidad, el verdadero objetivo de este exclusivo club está siendo revelado desde dentro.
   A principios de los años 60s el profesor de la Universidad de George Town, Carroll Quigley, se documentaba para un libro, en principio, favorable a estas redes de hombres poderosos que fundaron el CFR. Para lo cual, durante dos años, se le permitió tener acceso a examinar la información confidencial y a los archivos secretos de esta organización. Pero a la postre, sorprendentemente, Quigley pondría al descubierto que, en realidad, el principal objetivo de este organismo es “la creación de un sistema mundial de control financiero, en manos privadas, capaz de dominar el sistema político de cada país y la economía mundial. Asegurándose el control mediático sobre todo el planeta.” Entre los miembros del CFR se incluyen personalidades del gobierno, instituciones académicas, fundaciones y medios de comunicación.
    En un artículo de Richard Hardwood de título “Los periodistas de la clase dirigente”, publicado en el Washinston Post, se define al CFR como el estamento dirigente de los Estados Unidos, en el que la mayoría de los periodistas miembros de esta organización “no analizan ni interpretan la política exterior de los Estados Unidos, sino que ayudan a hacerla.”
   Los periodistas del CFR desempeñan su labor en los principales medios de comunicación americanos: NBC, CBS, CNN, Disney-ABC, PBS, National Review, Rupert M. Media Group, entre otros. En el año 2000 American Online y Time Warner se fusionaron formando una de las mayores corporaciones de noticias del mundo. Los presidentes de ambas multinacionales de la información son miembros del CFR. Pero esta nueva corporación mundial de noticias no es más que otra de tantas, creadas a la sombra de esta organización, encargada de manipular a la opinión pública mundial a través de los imperios mediáticos.
    Respecto al poder que han adquirido las grandes corporaciones mediáticas George Orwell diría en su libro “1984”: “Pueden hacer que aceptemos la más flagrante violación de la realidad... donde no sintamos el suficiente interés en los eventos públicos para informarnos de lo que está pasando.”
   La doctora Margaret Thaler Singer, de la Universidad de California, especializada en el estudio del control de la mente, dijo recientemente en un documental de la cadena “Discovery”: “la manipulación de la psicología de los sentidos se consigue con una simple transacción mental donde las personas centran su atención, dejan de ser críticos y su mente se abre a la sugestión”.
   En 1921, Walter Lippman describía en su libro “Public Opinion”, lo que él denominó como “manufacturing consent” que, traducido al español, sería algo así como: “manipulación de la voluntad” o “fabricación de la conciencia”. Según este autor, una revolución iba a tener lugar en las prácticas de las democracias usando una serie de técnicas de control de la mente. Lippman consideraba útil y necesaria esta revolución porque el interés general común está por encima de la opinión pública. Por lo que ésta “debe estar dirigida o dominada por una clase especializada encargada de crearla o manufacturarla”. Las técnicas para la manipulación de la voluntad se basan en la creación de las ilusiones necesarias que sustituyan a la fé y que sirvan para reducir a la marginalidad la opinión pública general y dirigirla hacia la apatía, conforme a los intereses de las clases dirigentes.
   El CFR, ha sido uno de los principales instrumentos de estas clases dominantes para modificar la percepción que tenemos de la realidad y asegurarse el triunfo de sus decisiones, casi siempre, secretas. Siempre relacionadas con las finanzas y la política en su propio beneficio mientras relegan a la población en general a un estado vital de semi esclavitud y de incertidumbre sobre su libertad e independencia.
   En 1967 el escritor Ron Hubbord dejó escrito que “nuestros enemigos son menos de doce hombres, miembros del Banco de Inglaterra y otros altos círculos financieros. Son propietarios y han tomado el control de los periódicos y otras cadenas de medios, raramente suficientes, y han puesto en marcha a todos los grupos de salud mental que han proliferado en el mundo”.
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